Me apasiona el mundo del vino y todo lo que lo rodea, como esas historias increíbles que hay detrás de algunas etiquetas. Son muchas las bodegas que ya conocen la relación de amor existente entre storytelling y vino: sin duda, una estrategia de marketing que, bien llevada a cabo, siempre triunfa.
Llegas a un restaurante de moda para celebrar una ocasión especial. Te entregan la carta de vinos y no sabes muy bien cuál elegir. El sumiller te pregunta si puede echarte una mano y, tras evaluar por encima tus gustos, te cuenta la increíble historia de uno de sus vinos preferidos. Quizás es un poco más caro que otros, pero esa historia bien merece que le des una oportunidad a ese vino. ¿Te ha pasado alguna vez? Probablemente sí. Por eso he recopilado algunos de los mejores ejemplos de storytelling del sector vinícola para demostrar, una vez más, cómo esta técnica puede ayudarnos a añadir valor a cualquier producto o marca. En el caso del vino, dada la alta competitividad del sector y lo difícil que resulta a veces al consumidor medio distinguir algunos caldos de otros, el storytelling ha sido el mejor aliado de muchas bodegas para posicionarse. En este artículo te explico además cómo las marcas vinícolas usan en sus relatos algunos de los principales arquetipos de personalidad.
Jean Leon 3055: el viaje del héroe

La de Jean Leon es una de mis historias del mundo del vino favoritas y, además, esta bodega ha sabido exprimirla al máximo. La historia de Jean Leon es la de Ángel Ceferino Carrión Madrazo, un santanderino que emigró como polizón a Estados Unidos allá por los años 50. Comenzó a trabajar como friegaplatos en Nueva York y, posteriormente, como taxista. El número 3055 representa su licencia de taxi. Más tarde se trasladó a Los Ángeles y, con el tiempo, el humilde Ángel Ceferino fundó uno de los restaurantes más famosos de Hollywood y forjó una gran amistad con célebres personajes como Frank Sinatra, Marilyn Monroe o James Dean. Tras viajar por todo el mundo, eligió la zona del Penedés para cumplir su sueño de fundar su propia bodega.
El personaje de Jean Leon representa el arquetipo de personalidad del héroe. De hecho, su historia recrea el típico viaje del héroe, al igual que otros populares relatos como el de Ulises en ‘La Odisea’ o el de Máximo Décimo Meridio en ‘Gladiator’ -entre otros muchos ejemplos-. Es la historia de un hombre que lucha con valentía por alcanzar sus sueños, un relato fácil de recordar que añade un gran valor a un gran vino.
Bodegas Habla: el vino convertido en obra de arte
La de los vinos de Bodegas Habla es una historia de perfección. Cuenta la leyenda que, cuando Miguel Ángel terminó su Moisés, pensó que era tan real y perfecto que solo le faltaba hablar. Por ello le lanzó un martillo y le ordenó que hablara. Para esta bodega, sus vinos son como obras de arte, tan perfectas como la famosa escultura y capaces de hablar por sí solos. De ahí su nombre.
Bodegas Habla asume el arquetipo del creador, comparando su obra con la de artistas de la talla de Miguel Ángel. Puede sonar pretencioso, pero, por suerte, sus vinos, entre los que quiero destacar ‘Habla del Silencio’, ‘Habla de ti’, ‘Habla del Mar’ o ‘Rita Habla’, en mi humilde opinión, están más que a la altura del símil.
Gallinas y focas: un vino con carácter social

Gallinas y focas es un vino con un alto componente social y humano, fruto de la colaboración de la bodega 4 Kilos con Amadip Esment, una organización que trabaja para que las personas con discapacidad intelectual mejoren su calidad de vida y obtengan las mismas oportunidades que el resto de ciudadanos. Los miembros de Amadip participaron activamente en todo el proceso de creación de este vino. Su curioso nombre lo escogieron ellos bajo el razonamiento de que “las gallinas son divertidas y las focas aplauden”. Fueron también los propios miembros de Amadip quienes crearon la etiqueta con dibujos de gallinas y focas hechos de forma manual. Gallinas y focas asume en esta historia el arquetipo del cuidador, promoviendo valores como el altruismo, la generosidad o la igualdad. ¡Chapó, porque, además de llevar detrás una gran historia, este vino está delicioso!
Purgatori: el vino que bebían los ángeles
En 1780, los monjes de la abadía de Montserrat se instalaron en la finca dels Desterrats para cumplir su penitencia. La zona era conocida por su clima extremo y duras condiciones. Su labor: trabajar la tierra para proveer de alimentos a la diócesis. Su legado: el descubrimiento de un nuevo terruño «de un vino superior». La leyenda dice que enormes barriles desaparecían misteriosamente. Al parecer, los ángeles se los llevaban al cielo. En esta historia no resulta tan evidente el arquetipo empleado. Es una mezcla de varios de ellos, aunque sin lugar a dudas, Purgatori encarna un personaje mágico o mitológico.
Amaya Arzuaga: un vino con mucho estilo

Sofisticación y estilo hecho vino. Así es Amaya Arzuaga, el vino de la prestigiosa diseñadora, hija de Florentino Arzuaga (propietario de la bodega). Amaya Arzuaga elige cada temporada un vestido capaz de representar a toda su colección. Ese diseño se usa para ilustrar la etiqueta de la botella. Esta es una historia que puede leerse de muchas maneras: por un lado, representa la evolución de una bodega familiar y tradicional, por otro, la unión de dos mundos casi antagónicos: el de la moda y el del vino. De nuevo, vemos que en ella está también presente el arquetipo del creador: ese personaje que se atreve a innovar e inventar algo nuevo.
El Marciano: elaborado con la ayuda de extraterrestres
Alfredo Maestro elabora este vino en la Sierra de Gredos, en una zona popular por haberse avistado frecuentes apariciones de extraterrestres y ovnis. La bodega se ha apropiado de esta leyenda, afirmando que son los propios extraterrestres quienes ayudan al viticultor en las tareas de arado. Él mismo los encuentra trabajando en la finca de madrugada y les pregunta «¿qué hacéis arando mi viña?”. De nuevo, el de El Marciano es otro ejemplo de relato protagonizado por el arquetipo del mago: ese ser imaginativo que quiere transformar el espacio que le rodea.
Crussoe Treasure: un tesoro escondido bajo el mar
Un vino con alma marina. Tanto, que envejece bajo el mar y eso desata la curiosidad de los consumidores. «¿A qué sabrá un vino cuya crianza tiene lugar bajo el mar?» Es la pregunta que todos nos haríamos, y la que nos incitará a comprar una botella de Crussoe Treasure. Es la sencilla historia de un innovador vino, la de una bodega que asume el arquetipo del explorador, que se atreve a traspasar los límites de lo conocido para trazar su propio camino.
Monastrellissimo: «vino producido por vampiros leperos»

Nos encantan las buenas historias, y no hay duda de que el storytelling aplicado al mundo del vino es una estrategia de marketing ganadora. Pero todo en su justa medida. Es posible que, por más que rasques, no encuentres una buena historia para tu vino. Siempre te quedará la opción de inventar algo original empleando el sentido del humor (pero ¡ojo! nunca con el objetivo de engañar). Mira este ejemplo de Monastrellissimo, «el único vino del mundo elaborado por vampiros leperos». ¿Cómo te quedas? Es la divertida forma que esta bodega ha encontrado para llamar la atención, y, de paso, quejarse con originalidad del exceso de «postureo» que impera en el sector. Porque, una cosa es emplear el storytelling para añadir valor a un vino, y otra muy distinta es aburrir al personal enumerando la lista de motivos por los que tu vino es el mejor. A veces resulta difícil encontrar el término medio. Monastrellissimo encarna el rol del bufón con esta historia, de la que, por cierto, se han hecho eco medios de comunicación de todo tipo, como El País. Sin duda, ¡objetivo logrado!
¿Te apasiona el vino tanto como a mí? ¿Conoces algún otro buen ejemplo de storytelling en el mundo del vino? Si es así, me encantaría leer tus comentarios. 😉
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