Emily in Paris: Lecciones de marketing

Emily in Paris: mentiras y verdades marketinianas de la serie de Netflix

El marketing y la cultura pop siempre han estado conectados. Son muchas las series de ficción que han retratado profesiones como las relaciones públicas (Sex and the City, Paquita Salas) o la publicidad (Mad Men). En esta ocasión, Netflix ha convertido el marketing en redes sociales en el epicentro de su nueva serie: Emily in Paris. Pero, ¿qué conclusiones marketinianas podemos extraer de ella? A continuación, diseccionamos sus principales verdades y mentiras.

Algunas mentiras (marketinianas) de Emily in Paris

  • Trabajar en una agencia de comunicación sin dominar el idioma: Emily se muda a París sin saber una sola palabra de francés. Hasta ahí, todo ok. ¡Lo grave es que pretende trabajar en una agencia de comunicación! ¿De qué forma podría Emily investigar a la competencia de sus clientes sin saber francés? ¿Cómo monitorizaría las conversaciones de los usuarios de las redes sociales? ¿Cómo usaría el lenguaje para crear mensajes capaces de conectar con el público? Solo hay una respuesta a esas preguntas: no podría. Los profesionales de la comunicación no solo dominan las técnicas de marketing, también son auténticos expertos en retórica. Así que, Emily, por favor, ¡aprende francés!
Mentiras marketinianas de Emily in Paris
  • Visión simplista del marketing en redes sociales: ¿dónde están los informes de evolución y el seguimiento de las redes sociales? ¿Por qué Emily se centra exclusivamente en el engagement (o el compromiso del usuario) como la única métrica clave del éxito, en lugar de otras KPIs orientadas a los objetivos de negocio y la comunicación? El marketing en redes sociales no es tan sencillo. No es suficiente con ir publicando fotos al tuntún. Debe haber una estrategia y un motivo detrás de cada publicación que sea coherente con la marca y sensible a los intereses de la audiencia.
  • Influencer de la noche a la mañana: te mudas a París, abres una cuenta de Instagram para contarle al mundo tus experiencias como extranjera, empiezas a subir fotos (sin ni siquiera pasar por edición) y… ¡zas! Al poco tiempo cuentas con varios miles de seguidores. Creo que a estas alturas, todos sabemos que no es así como funciona el mundillo «influencer». Que la espontaneidad está muy bien, pero no lo es todo en las redes sociales.
  • La improvisación: en marketing, improvisar es necesario, ya que la comunicación está viva. Por eso, quienes nos dedicamos a esto debemos estar siempre alerta, permanecer al día de las tendencias y, si encontramos una buena oportunidad para que la marca a la que representamos se haga escuchar, entrar en acción. Pero Emily siempre olvida un paso fundamental: ¡informar al cliente! En ninguna agencia de comunicación medianamente seria se olvidarían de consensuar con el cliente cualquier acción que quieran desarrollar, antes de llevarla a cabo. Es uno de los pilares básicos de la relación agencia – cliente y tiene cierta lógica ¿no crees?
Lo que Emily in Paris nos enseñó del marketing en redes sociales
  • Multitasking: En una agencia de mediano tamaño, como se supone que es Savoir, debería haber personas encargadas de los diferentes roles de comunicación: campañas offline, marketing digital… Pero ¿qué puesto ocupa realmente Emily en la agencia? A pesar de ser la última en llegar (y la menos querida por sus compañeros) ella parece ocupar un papel fundamental en todo lo que ocurre en la agencia. Si has visto la serie y te has quedado en shock con lo bonito que es trabajar en una agencia de publicidad, déjame decirte que la vida real poco tiene que ver con esto. Que si eres la última en llegar, probablemente serás la última en salir de la oficina por las tardes y te tocará encargarte del trabajo sucio más de lo que te gustaría. Créeme si te digo que hay muchas más «noches de pizzas en la oficina, porque no llegamos con la entrega», que de comilonas al sol que duran horas. C’est la vie!

Verdades: las lecciones de marketing de Emily in Paris

  • La importancia de las redes sociales: hoy en día ya no cabe ninguna duda de que tener (buena) presencia en las redes sociales es vital para cualquier marca. Las empresas deben trabajar estrategias de redes sociales sólidas y efectivas para conectar con su audiencia y fortalecer sus objetivos.
  • Vender tu idea no es tan fácil como en las pelis: al contrario de lo que el cine y las series de televisión como Mad Men nos habían hecho creer, convencer al cliente de que tu idea es un «boombazo» no siempre resulta fácil. Los clientes escépticos son mayoría y, convencerlos de que tu plan es una buena opción es una de las principales tareas de cualquier profesional de la comunicación. Por suerte, en la serie, vemos cómo, en algunas ocasiones, Emily tiene que recurrir a la creatividad y a numerosas técnicas persuasivas para vender sus ideas a sus propios clientes.
  • Cualquier momento es bueno para encontrar la inspiración: no tienes que vivir en París o irte muy lejos para toparte con la santa inspiración. Todo lo que tienes que hacer es mirar a tu alrededor. A veces, basta con cambiar tu perspectiva para que se te encienda la «boombilla». Un ejemplo (alerta, spoil) es cuando Emily va a un Museo a ver «La Noche Estrellada» de Van Gogh y, charlando con sus amigos, da con la superidea de la nueva campaña para uno de sus clientes.
  • Marca personal: Si hay algo que Emily tiene claro es la importancia de trabajar su marca personal. Y esto no es solo imprescindible para los profesionales del marketing. No se trata solo de lo que sabes, de tu experiencia y las personas que conoces, sino de quién te conoce y qué imagen tiene de ti. Una marca personal se trabaja desde la naturalidad de saber quién eres, pero eso no implica que no haya estrategia detrás. En la serie, vemos cómo el trabajo de marca personal de Emily en las redes sociales (la voz, el contenido y los mensajes que publica) acaba derivando en una serie de oportunidades profesionales.

La verdad es que, viendo Emily in Paris, me quedé con una sensación de… «¿jo, cómo mola mi trabajo, no?» Y aunque la vida real y, en particular, mi día a día trabajando en comunicación, tiene poco que ver con «la vie en rose» que la serie muestra, no voy a ser yo quien te diga que este es un trabajo aburrido. Quizás no tengas miles de seguidores en Instagram como Emily. Quizás incluso te parezca que, a veces, hay mucho más de técnica y de experiencia que de creatividad, pero lo cierto es que no hay dos días iguales, y que cada día tienes la oportunidad de aprender y crear algo nuevo. Y yo eso no lo cambio por nada en el mundo. 🙂

Y tú: ¿qué otras mentiras y verdades sobre marketing has encontrado en Emily in Paris? ¡Deja tu comentario!

3 comentarios en “Emily in Paris: mentiras y verdades marketinianas de la serie de Netflix”

  1. Encandila. Habrá muchos que decidan estudiar marketing y comunicación después de verla. Pero la historia real dista mucho de esta peli, como bien dices. Aunque, a quienes nos gusta, le encontramos mucho positivo.

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    • Totalmente de acuerdo, Lola. Pero bueno, creo que al fin y al cabo debemos verlo como lo que es: ficción y puro entretenimiento. Hay muchas series que retratan otras profesiones (médicos, policías, profesores…) y siempre pasa lo mismo: que lo pintan todo demasiado bonito. 😉

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  2. Me ha encantado la serie, pero no será por sus topicazos. 😅 Desde luego es entretenida y va a un ritmo que la hace muy fácil de ver. Ya le gustaría a alguna que otra influencer subir de `followers´ tan fácil como Emily. 🤣

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